25 sept 2012

A contar cuentos pues...




                   Génesis

   Sobre la ardiente tierra endurecida por el sol, un coro de ranas cantaba sin descanso para pedir agua. No lejos de allí, otro coro hacía lo mismo, y más allá otro, y otro, y otro..., de suerte que en toda la Tierra no se oía más que la voz de un gran coro enérgico, empeñado en que lloviera.

   Entonces ocurrió lo imprevisto: durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sin descanso, con tanta intensidad y profusión, que el nivel del agua superó la cumbre de la montaña más alta.

   Arrepentidas por el exceso en sus plegarias, desde aquel día las ranas cantan con prudencia, a intervalos, no vaya a suceder que sus deseos se vean de nuevo cumplidos.

Un coro de ranas. 

   Jaime Alberto Vélez


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