le dió de comer, y el agradecido can se echó en la puerta de donde no se retira desde entonces; también le hicieron una curaciòn para la avanzada sarna que tenía y ahora con el pasar de los días luce un bonito y abundante pelaje.
El simpático perro monta guardia permanente en el establecimiento carcelario, de cuya puerta no se aleja sino para acompañar a los guardianes en sus diligencias .