12 dic 2013

Álvaro García Torres. In Memorian

Hoy jueves 12 de diciembre fue enterrado en el Cementerio de Las Palmas de Roldanillo, el  cuerpo de Álvaro García, a  su entierro asistieron  familiares y amigos. Fue un  gran líder  cívico y deportivo .  Su muerte pasó desapercibida  en Roldanillo, su  municipio, al  que  tanto quiso y a quien  tanto  le dio. Paz en su tumba.


ÁLVARO GARCÍA TORRES.

 Fue sastre de profesión ,  pero su gran pasión fue el deporte y en general las obras cívicas . En el deporte : fue el gestor del Estadio Municipal de fútbol. 
Alvarito Garcia Torres fue dirigente del Deportes Roldanillo , del Atlético Municipal , del equipo de las Obras Publicas Departamentales, Etc. Siempre le  gustó  el cargo de fiscal, labor   que desempeñaba con gran rectitud y exigencia de la asistencia de los jugadores a los entrenamientos, a las sesiones de los viernes en las noches, de no ingerir licor los sábados anteriores a los partidos , Su labor en esta actividad era muy exigentes y ello le causaba muchos problemas y malos entendidos.

Alvarito García Torres encabezó  las marchas en contra de la siembra de caña en los terrenos de  las parcelas en la vía a Zarzal.. Eso le trajo muchas amarguras hasta con la policía y el ejército.

Alvarito García Torres encabezó  las protestas contra Telecom por el mal servicio de larga distancia y la falta de  lineas para nuevos usuarios que requerían  de la instalación de este importante servicio de comunicación.

Alvarito Garcia Torres en compañía de otro "Quijote" , dom Iván Muñoz Villa ,encabezó la protesta contra el mal servicio de transporte hacia otras ciudades del departamento y de otros departamentos vecinos . Gestionó ante Expreso Palmira y Expreso Trejos la posibiliad de que estos buses entraran desde Tuluá hasta  Roldanillo y viceversa , esto no se pudo concretar pero el beneficiado al final fue la Cooperativa de Transportes de Occidente que tramito y obtuvo la licencia para extender  el servicio a Cali, Cartago, Armenia y Pereira.

Alvarito Garcia Torres fue el abanderado en las criticas por la urbanizaciones piratas que en Planeación Municipal que extendieron licencias para construir en lugares no aptos para vivienda por los altos riesgos de derrumbes  .

Alvarito García Torres, en los últimos años de su agitada vida laboral y productiva al servicio de la comunidad roldanillense entró a trabajar en las Obras Publicas Departamentales y allí realizó  labor encomia- ble como dirigente sindical , que también le trajo muchos sinsabores , puesto que habiendo sido en su juventud un combatiente fiel de muchas ideas e ideólogo del partido conservador , tuvo que entrar en muchas controversias con la izquierda sindical que desde Cali quería manipular a los trabajadores locales .
Para su conciencia fue esta época de su vida la mas critica porque ahora quienes eran sus amigos de su infancia y juventud en las luchas partidistas al lado de los grandes caudillos de la derecha colombina , se convirtieron en sus grandes detractores y enemigos .

Cuantas veces vimos a Alvarito García Torres por las calles de su pueblo natal repartiendo papeles que algunos tildaban de pasquines y que llevaba escondidos debajo de la camisa , todos ellos contenían mensajes polémicos contra una u otra situacion que el consideraba que estaba funcionando mal. Su interés no era hacer daño, solamente lo animaba ese profundo amor por su terruño para que los dirigentes políticos , deportivos, cívicos etc, cambiaran de actitud y rectificaran sus actuaciones.Yo lo llamaría " EL CATÓN DE ROLDANILLO".

Cuando voy a mi tierra nativa , lo veo deambular añoso y sordo y solitario  por las  calles de sus entretelas afectivas  y con dolor me digo: Qué ingratitud de las gentes de mi pueblo con este ser humano , con sus defectos y virtudes , que tanto ha hecho por Roldanillo.

Héctor Emilio Cruz ,Cali .  Agosto de 2010

28 nov 2013

Aumenta el riesgo en el puente de Guayabal

"Por exceso de peso, puente El Guayabal de Roldanillo está a punto de colapsar
Residentes de corregimientos aledaños temen que el puente colapse por la carga que soporta con el tránsito diario de vehículos pesados y trenes cañeros.
Por: Redacción de El País CartagoJueves, Noviembre 28, 2013 - 10:50 a. m.Temas:ValleRoldanillo Valle
Aunque en la foto se hace evidente el agrietamiento del puente Guayabal, solo se conocerá la magnitud del daño hasta que se entregue el resultado del estudio. Gerardo Castro | Especial para Cartago Hoy
Residentes del corregimiento Guayabal y El Palmar, hicieron pública la preocupación por la visible afectación del puente Guayabal, ubicado cerca a Roldanillo y que comunica a sus residentes con Zarzal y el resto de municipios del norte del Valle.
Desde hace varios meses, dicen sentir temor al pasar por allí, porque los vehículos de carga y los trenes cañeros transitan sin ningún tipo de control.
Bernardo Vargas, líder del corregimiento Guayabal, comenta que “el puente se mueve de manera fuerte cuando varios camiones pasan a la vez”.
Con esta preocupación, han llegado varios ciudadanos hasta la Personería, pidiendo una mediación ante las autoridades competentes, porque “temen que pase lo peor”.
El personero de Roldanillo, Cristian Preciado, indicó que el riesgo se hace evidente por la afluencia vehículos de carga que en la mayoría de ocasiones utilizan esta vía alterna para “evitar el pago del peaje de La Uribe”.
“Es responsabilidad del estado, si el puente llega a colapsar”, agregó Preciado.
Para evaluar esta situación, Jorge Mario Escarria, secretario de Infraestructura y Vivienda de Roldanillo, informó que se enviaron las alertas pertinentes a la secretaría de Infraestructura del departamento y a la oficina de Gestión del Riesgo, por tratarse de una vía de orden departamental.
Aunque hace ya dos años se hace notorio el estado del puente, solo hasta ahora muestran su preocupación porque sienten que es un riesgo inminente el que corren por las grietas que se hacen visibles para conductores y transeúntes.
Para conocer de cerca esta situación, el secretario de Infraestructura Departamental Carlos Hernándo Navia, visitó la zona el martes anterior e indicó que una comisión especializada hará un estudio de la estructura para evaluar su situación actual.
Los trenes cañeros del Ingenio Riopaila Castilla, ya empezaron a realizar transbordo cerca al puente; de esta manera transitan sobre él, solo con dos vagones y no con cinco como lo venían haciendo hace varios meses.
Asimismo, Navia anunció un encuentro con Asocaña para reforzar las medidas de tránsito de los vehículos pesados en conjunto con la Policía de Carreteras."

18 nov 2013

¿ Roldanillo, municipio con tradición mafiosa ?

Así lo sostiene la revista Semana en un aparte del  artículo "La violencia mafiosa que azota el Valle", 


"...Pero donde sí hay mayor preocupación es el norte del Valle y en especial en municipios con tradición mafiosa como Cartago, Obando, Zarzal, La Unión, La Victoria y Roldanillo, debido a las muertes selectivas, que este año ya suman 127 casos, sólo en el distrito policial de Cartago. A eso se agrega el creciente rumor de la presencia de un nuevo capo del narcotráfico que las autoridades ya tienen en el radar e identifican con los alias de 'Gafas' o 'Capitán Mira'.

Lo triste de ese panorama es que dos décadas después de padecer el terror de los extintos carteles mafiosos y llorar miles de muertos, el Valle del Cauca parece una región condenada a repetir los horrores de la violencia que causó el narcotráfico."


30 oct 2013

29 oct 2013





EL COBRADOR

Viene a cobrarme no sé qué.
Lo hago pasar a la sala.
Le muestro mis papeles.
Se hallan en orden.
Pero él insiste y amenaza y reclama.
Sólo saldrá de aquí cuando me muera.

Mientras tanto seguirá furibundo,
echándome la culpa del desastre mundial,
la contaminación, el desempleo, la miseria, 
el fracaso del socialismo real, el capitalismo salvaje,
la deuda externa, el efecto de invernadero,
la droga, la violencia, el esmog, el nuevo racismo,
el cáncer, el sida, o la promiscuidad o la explosión demográfica
o cualquier otra cosa,
con el objeto de: cobrarme su pena de estar vivo.

José Emilio Pacheco, Los días que no se nombran, 2011


25 oct 2013

Reflexiones de un poeta ante el asesinato de los curas de Roldanillo.

Esta carta fue publicada  el 01 de octubre en el Blog "Territorios ciertos" y reproducida en el sitio Roldanillo al día.. A nuestro parecer  no tuvo suficiente difusión y análisis  en  Roldanillo,  y por eso se  reproduce  ahora en en este Blog.


-Carta Abierta  a la comunidad de  Roldanillo.


Roldanillo acaba de vivir quizás la tragedia más desgarradora de los últimos 20 años.  Fueron asesinados sin piedad con arma blanca el párroco de la iglesia principal de Roldanillo, Luis Bernardo Echeverry y su asistente el recién ordenado padre Héctor Fabio Cabrera. Como en los funerales de Omar Rayo hace tres años, el pueblo entero se unió para expresar su dolor, su condolencia y su agradecimiento por la labor de personas que dedicaron sus vidas a este municipio antiguo y bello, moderno y progresista. Los roldanillenses hicieron evidentes su indignación y su rechazo del acto atroz que segó las vidas de los sacerdotes. Al darse cuenta del asesinato, les exigieron y siguen exigiendo con toda la razón, una reacción más eficaz de las autoridades. 

Se guardaron tres días de duelo durante los que se llevaron a cabo todos los rituales tradicionales y personales de casi todos nosotros católicos, cristianos, mormones, ateos, agnósticos y otros. Los negocios cerraron y se colgaron banderas, moños y banderines morados y blancos en las ventanas. Las banderas de las instituciones ondearon a media asta, las personas se vistieron de blanco y negro  y sus rostros mostraban las huellas de las lágrimas y el desvelo.  Acudieron arzobispos, obispos y prelados de toda la región y autoridades de toda Colombia para acompañar a Roldanillo en su dolor.  Cuando murió mi esposo hace tres años, sentí lo que creo que sintieron las familias de los dos padres, una ola de simpatía y de comprensión que emanaba de todas las miles de personas que  las acompañaron en los tres días de luto. Esta reacción proviene del corazón mismo de esta pequeña ciudad que es un microcosmos de nuestro país tan complejo y contradictorio, tan único y tan parecido a otros en este hemisferio. Aquí conviven los problemas y dilemas de la modernidad, antiguos conflictos arraigados en estructuras de poder imperfectos con constantes esfuerzos individuales y colectivos por superarlos y curar las heridas sociales. Tanto en Colombia como en Roldanillo, hay unas reservas de recursos humanos--talentos, inteligencias, creatividades, una imaginación sin límites que contrarrestan constantemente lo que se pueden llamar las fuerzas del mal. 

Quiero en este momento dirigirme a todas las personas cercanas que me han expresado un sentimiento de pena o de vergüenza porque esta atrocidad ocurrió en Roldanillo y una preocupación por la imagen del municipio en los medios. Roldanillo es Colombia, como también lo son Aracataca,  Bogotá, Cali, Barrancabermeja, Bolombolo.  Cada uno de estos sitios vive las violencias y tragedias que viven los otros lugares de esta tierra.  Roldanillo tiene mayor visibilidad debido más a su imagen de centro cultural, cuna de artistas y poetas que a los conflictos endémicos del Norte del Valle. Por consiguiente y por contraste, un hecho terrible como el que acaba de ocurrir, parece aún más horrorífico, amenazando con borrar todo lo que se ha construído desde la inauguración del Museo Rayo en 1981. A mis amigos les puedo decir, por qué he elegido vivir aquí y hacerme cargo del legado de Omar Rayo a conciencia de los peligros, las amenazas, las dificultades, los obstáculos que enfrentó también Omar Rayo, que no se puede borrar lo construido como sí se borra lo destruido. Vivo aquí en un paisaje único de una hermosura luminosa y deslumbrante, de vegetación alucinante, flores y árboles cuyos nombres enriquecen el idioma, entre personas apasionadas y apasionantes que transforman la lengua de mi padre en un nuevo mundo de consonancias. Amo esta ciudad pero no la amo ciegamente. Me duele lo ocurrido, el olor a sangre y odio, pero, como soy poeta, tengo fe en la vida y en los seres humanos.

Se dice (porque aquí ocurre como en Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, que los vecinos saben más que las autoridades y se transmiten las últimas noticias de manera telepática de comadre en comadre, de compadre en compadre), que los asesinos eran jóvenes. Llora una porque cree que jugó con este o el otro cuando eran niños.  Se habla de la pérdida de valores, de que las cosas han cambiado para mal, así como hablaba Sócrates en los diálogos de Platón de las juventudes atenienses.   Se sabe que el motivo fue el robo, que fueron dos los agresores. Se cree que eran drogadictos. No se habla de carteles, de Bacrim ni de guerillas ni de paras, se habla de un crimen personal por un motivo tan antiguo como la civilización. Me consta que para aquellos dos jóvenes inmisericordes que ahora están tan destruidos en vida  como lo están sus víctimas muertos hay otros muchos que son artistas, músicos, bailarines, escritores, poetas. Son rebeldes o conformes, tatuados o limpios, contestatarios o líricos, inteligentes, sensibles. Jóvenes que esperan, que se transforman, que interrogan, que cuestionan, que buscan. Los vemos en los talleres, las exposiciones, las funciones de teatro del Museo.  Están aquí, en Roldanillo, variopintos y entrañables con sus peinados ultramodernos y alternativos. Son el futuro y la esperanza de todos nosotros. Lo son también las pequeñas bailarinas de nuestros talleres de ballet que nos proporciona Incolballet.  Aparecen en trusas y tutús los viernes y los sábados soñando con el lago de los cisnes.  Las mayores son elevadas  en brazos de unos jóvenes de municipios aledaños que se sumaron a esta propuesta nuestra. Jóvenes vitales como alguna vez lo fueron los dos asesinos.

Quiero también hablar de los dos padres que murieron y que son héroes para la mayoría de los roldanillenses como lo es también el legendario Omar Rayo.  El padre Echeverry volvió a Roldanillo, donde fue por primera vez párroco en los años 70s, porque quería que la última parroquia que pastoreara antes de su jubilación fuera esta ciudad donde quería vivir después de ella.  El entonces joven párroco participó en las  actividades pro construcción Museo Rayo y nos ayudó desde su púlpito.  Es recordado por los trabajadores en la construcción de nuestra institución como un ser sencillo y amable que conversaba con ellos. Quizás se inspiró en nosotros para construir las capillas que dejó en cada uno de los municipios donde ejerció su sacerdocio.  Algunas de las platas para una nueva capilla aquí en Roldanillo pueden haber sido el blanco de los ladrones. Yo lo recuerdo en los banquetes pro museo.  Era muy admirado por las Señoras Voluntarias  quienes frecuentemente lo invitaban a almuerzos y otras reuniones donde el gozaba de la comida y la bebida y conversaba sobre este mundo y el otro.  Uno de sus últimos actos en pro de nuestro Museo fue la compra de un bono de 500.000 pesos para nuestra campaña pro Sala de Lectura Infantil hace un par de semanas.  El Padre Cabrera, me pidió una vez un almanaque con obras de Rayo para decorar alguno de sus proyectos.  Me arrepiento de no habérselo regalado ya que cuando murió tenía sólo 27 años y  demostró muchas veces que le interesaba el arte y nuestro Museo .

 Como soy de otra parte del mundo donde he visto de lejos y de cerca atrocidades y magnicidios terribles y como he decidido quedarme aquí luchando por la causa del arte en el Museo Rayo, puedo asegurarles a mis amigos, quienes por buenos y conscientes están avergonzados por su ciudad, que ellos mismos son la prueba de que Roldanillo no es el asesino.  La vida crece y da sus heliconias y sus samanes bajo los que seguimos amando y soñando.


AGUEDA PIZARRO RAYO
Directora
Museo Rayo

Roldanillo




Tomado de :

6 oct 2013

¿ Qué hay para leer en Roldanillo ?

A Roldanillo llegan semanalmente los periódicos  EL ESPECTADOR, de Bogotá y EL PUEBLO, de Cali,  las  revistas  SEMANA y  EL MALPENSANTE.  El revistero del almacén Mundo Elegante está ubicado en la Calle Caliente, en el  tradicional almacén de  doña Ana de Parra


Rolda

1 oct 2013

¿Por qué mataron a sacerdotes vallunos?


JUDICIALTodo apunta a que los dos curas fueron apuñalados por robarles dos celulares, una tableta y un portátil.

Ni la justicia divina podrá encontrar explicación sensata para entender por qué dos delincuentes que iban tras un botín que no supera los tres millones de pesos, optaron por asesinar a dos sacerdotes.
 
Ese es el enigma que intentan resolver los investigadores de la policía Valle que arman el rompecabezas judicial para dar con los autores del crimen de los religiosos Bernardo Echeverry Chavarriaga y Héctor Fabio Cabrera Morales.

El doble homicidio que conmocionó a la comunidad católica del país, ocurrió el pasado viernes 27 de septiembre a las 11:00 p. m., al interior de la casa cural de la parroquia San Sebastián de Roldanillo. La alarma surgió esa misma noche porque vecinos del sector vieron a dos hombres que salieron corriendo de la vivienda de los sacerdotes y de inmediato llamaron a la policía.
 
Roldanillo es un pequeño municipio que no supera los 50.000 habitantes y se hizo célebre por el museo del maestro Ómar Rayo y porque hace unos años fue epicentro de la guerra a muerte entre los capos Diego Montoya, alias ´Don Diego´ y Wílber Varela, alias ´Jabón´, jefes del temido cartel del norte del Valle.
 
De ahí que en un comienzo se llegó a pensar que tal vez los sacerdotes fueron asesinados por sus posturas en contra de la nueva guerra que padece la región, donde bandas criminales como Rastrojos y Urabeños, se pelean el control territorial. “Aunque el padre Echeverry no tenía pelos en la lengua, la verdad es que no se sabía de amenazas”, explicó un cura amigo que prefirió omitir su nombre.
 
Sin embargo, todo parece indicar que la muerte de los dos religiosos está ligada a un hecho más absurdo: fueron apuñalados hasta la saciedad, porque advirtieron a dos ladrones que intentaban hurtar varios elementos de la casa cural.
 
Y aunque al principio se dijo que el objetivo de los delincuentes era la bolsa con la limosna, la investigación permitió establecer que lo único que se llevaron los criminales fueron dos celulares, una tableta y un portátil; es decir, un botín que no supera los tres millones de pesos, una cifra absurda para el daño irremediable que causaron.
 
Fuentes cercanas a la investigación explicaron que los homicidas ingresaron por el techo de la casa cural; y una vez adentro fueron sorprendidos por uno de los sacerdotes (el padre Echeverry) que se encontraba leyendo en la sala; mientras que el otro cura, (Cabrera) estaba en su habitación.
 
Los dos religiosos recibieron múltiples puñaladas en el tronco y cuello. Se estima que cada uno recibió al menos cinco cortadas y se cree que usaron los mismos cuchillos de cocina de la casa cural.
 
De acuerdo con los investigadores, las dos escenas del crimen muestran que hubo forcejeó y es probable que uno de los atacantes también esté herido, “esa duda la estamos despejando en el laboratorio de genética forense de la Dijín en Bogotá, donde pretendemos establecer si la sangre y huellas dejadas en la escena del crimen, pertenece a uno de los homicidas”, dijo la fuente oficial.
 
Otra tesis que manejan los investigadores, es que la razón por la que los religiosos fueron asesinados, “es porque muy seguramente los delincuentes eran conocidos suyos y al verse descubiertos, optaron por matarlos”, dijo la fuente.
 
Por su parte, el coronel Mariano Botero, comandante de la policía en el Valle, insistió en la recompensa de 35 millones de pesos para quien suministre información que permita dar con el paradero de los asesinos.
 
Mientras que el arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, catalogó el doble crimen como “un sacrilegio gravísimo y un duro golpe al alma de la gente creyente y católica”. Lo propio hizo la conferencia Episcopal de Colombia, que mediante un comunicado público exigió una “investigación rigurosa”.
 
La verdad es que la comunidad religiosa del país y en especial la católica, ha sufrido duros golpes. Según estadísticas que maneja el episcopado, entre 1984 y 2011 han sido asesinados 2 obispos, 79 sacerdotes, 8 religiosas y 3 seminaristas.
 
Lo más grave, es que lentamente las parroquias se convirtieron en un nuevo atractivo para los delincuentes; un problema que si no se resuelve, seguirá matando sacerdotes..."  


 Tomado de Revista SEMANA

 http://www.semana.com/nacion/articulo/muerte-sacerdotes-echeverry-cabrera-roldanillo/359565-3
 
 

26 sept 2013

¿Por que el escritor Tomás González dice que

 el olvido es una bendición?

Lanzamiento. Con el mar como telón de fondo, Tomás González regresa, con ‘Temporal’, a los predios literarios que empezó a recorrer 30 años atrás. La familia, la tragedia, el sufrimiento, el odio filial. Y el mar. Otra vez el mar.
Por: Catalina Villa Jueves, Septiembre 26, 2013


Dato clave

Sus obras

‘Primero estaba el mar’; ‘Para antes del olvido’; ‘La historia de Horacio’; ‘Los caballitos del diablo’; ‘El rey del Honka-monka’; ‘Manglares’; ‘Abraham entre bandidos’; ‘La Luz difícil’; ‘El lejano amor de los extraños’.

Foto: Juan Carlos Sierra
Hay un hotel en el golfo de Morrosquillo; un conjunto de cabañas arrullado por el sonido del mar. Su dueño, hombre macizo, bien parecido, paisa; un machista que desprecia por igual a sus hijos y a su mujer. Está la madre, la que habla con voces que solo existen en su cabeza; un coro incesante de gritos que la aturde hasta enloquecer. Y están los hijos. Los mellizos que crecieron alimentados por el rencor y la soledad y la rabia; los que quisieran ver a su padre muerto, ya, de una buena vez. De eso -de ellos- se trata ‘Temporal’. No es solo la historia de una tormenta que vaticina una tragedia en altamar. Es la historia del odio filial. La historia del sufrimiento y del dolor.
Cuesta trabajo creer que Tomás González haya escrito esta novela en su casa campesina de Cachipay, en Cundinamarca, rodeado de loros, en medio de colinas escarpadas, en una casa que él mismo describe como las que pintan los niños, “con una puerta y dos ventanas, de zócalos y techos rojos” y nada más. Cuesta saber que vive allí, en ese mundo tan distinto y distante al de las lanchas y atarrayas en el que se sucede ‘Temporal’.
Pero basta recordar su primera novela: ‘Primero estaba el mar’, publicada en 1983, la historia de Elena y J., una pareja que huye de la ciudad en busca del mar y que termina por encontrarse allí con la tragedia. Y entonces todo empieza a cuadrar.
Han pasado más de 30 años, pero Tomás González no olvida que alguna vez habitó ese mundo azul y abisal. Fue justamente allí, en el golfo de Morrosquillo, en una casita de pescadores que tenían su padres, “con paredes de bahareque y techo de palma, muy bella, justo frente al mar”, donde él y sus siete hermanos pasaron las vacaciones de su infancia y adolescencia.
Quizás por eso no hubo necesidad de más. Salvo unos días en el golfo mirando los paisajes, recordándolos, refrescándolos en la memoria, lo que realmente le ayudó fue “llevar en el corazón esas costas… conocer muy bien el ambiente del turismo paisa, que viví desde que era niño”.
Fue así como surgió ‘Temporal’, la novela de Mario y Javier, dos mellizos, quienes emprenden con su padre un día de pesca, bajo la amenaza constante de una tormenta. Es un viaje que resume eso que Tomás González ha venido buscando a lo largo de toda su obra: retratar un punto donde se alcance a ver el evento de la vida en su totalidad. “No se trata de la visión que podría tener un anciano al contemplar su vida, sino la visión totalizadora de la vida misma, expresada como imagen casi pictórica: los dos hijos y el padre en la lancha, luchando contra los elementos sobre la eternidad del mar”.
De eso, del caos, del sufrimiento, de la familia, del machismo, incluso de la antioqueñidad, hablamos con este escritor, considerado uno de los más importantes en la escena literaria del país.
Tomás, usted era de esos escritores que tardaban años en publicar. Así sucedió con sus primeros libros. Pero no habíamos alcanzado a digerir la intensidad de ‘La luz difícil’, cuando apareció ‘El lejano amor de los extraños’, el año pasado, una recopilación de cuentos. Incluso lo leímos en Soho escribiendo ensayos. Y ahora llega ‘Temporal’. ¿Ha cambiado en algo su forma de escribir? ¿O se trata de historias que venía trabajando hace tiempo en la cabeza?
Con los cuentos me pasa lo mismo que con la poesía. Me parece que si les doy un poco más de tiempo, los textos podrían quedar mucho mejor. De modo que cuando tenía una versión terminada de los cuentos, la dejaba descansar unos meses, y volvía a retomarlos. Así pasó mucho tiempo. Creo que en el fondo se trataba también de apego, de que no quería separarme de ellos. En fin. El año pasado vi que ya no podían quedar mucho mejor y decidí publicarlos.
Pero también se debe a que últimamente estoy escribiendo un poco más rápido, sin tensarle tanto las riendas a la escritura, y con menos dudas y titubeos.
Con la publicación de los cuentos y de ‘Temporal’ vemos, una vez más, los temas que son constantes en su obra: la familia, el sufrimiento, el dolor...
En Antioquia, como en todo Colombia, la vida gira alrededor de la familia. La familia es lo más importante. Si uno se crió en Colombia es imposible, y sería absurdo, dejar de escribir sobre el tema.
Ahora, me parece que lo constante en mis libros es ese enfrentamiento con el sufrimiento, o con el caos, enfrentamiento del que nadie escapa. La forma de abordarlo ha sido siempre distinta, pues se trata en cada caso de personajes distintos que tienen su peculiar y única manera de moverse en el mundo.
Que es lo que hacen Mario y Javier al enfrentarse a ese odio que sienten por su padre. Ese odio filial es un sentimiento muy duro, aunque no es nuevo en la literatura. En el caso de ‘Temporal’, ¿surgió a partir de un episodio o un suceso en particular? 
No en este caso. Quiero decir, no viví nunca algo semejante a lo que se narra en ‘Temporal’. Por otra parte, el odio al padre es algo tal vez inevitable en los hijos hombres y supongo que tiene que ver con el proceso de separación e individualización que nos impone la Naturaleza. Ese odio --que en mi caso fue muchísimo menor que el que he observado en otros-- lo busqué en mí mismo, mejor dicho lo recordé, y gracias a eso pude animarlo en el corazón de los dos hermanos, pero intensificado, desmesurado.
Ese enfrentamiento entre padre e hijos se intensifica con el carácter tan machista del padre. Y Antioquia, al igual que muchas otras regiones de Colombia, se ha caracterizado por ser muy machista. ¿Como logró hacerle el quite al machismo en su juventud?
No se cómo, la verdad. Creo que no nací machista, ni negociante, ni violento. Fui el séptimo de ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres, y como hermanito menor andaba por ahí, menos importante y mucho menos visible que los hermanos hombres grandes, y muy cómodo con esa especie de invisibilidad. El machismo tiene mucho que ver con la vanidad del poder, ya se sabe, y en la casa yo no tenía ninguno. A Daniel, mi hermano mayor, muy simpático e inteligente, buen negociante, líder, agresivo si tocaba serlo y muy valiente le tocó cargar con gran parte del machismo de la cuota que le correspondía a la familia. Sobra decir que la admiración del timidísimo hermanito menor por él no tenía límites.

Destinado a la ingeniería

Tomás González nació en Medellín, el 18 de marzo de 1950, en un hogar donde los libros fueron parte de su cotidianidad. Y si bien los ingenieros abundaban -ese era el destino que él mismo creyó para él- Tomás tuvo una influencia decisiva en su vida: el escritor Fernando González, hermano de su padre.
A él lo conocí cuando tenía 7 años y vivían en la casa justo al lado de la de él. “Evidentemente era una persona muy sabia, entonces para un niñito chiquitico era deslumbrante, ver a un escritor como él, eso era mágico verlo por ahí, caminando, hablando con la gente, moverse”, dice.
La influencia que ejerció en él, sin embargo, fue más directa que literaria, pues lo leyó muy poco. Al menos al principio. “Durante mucho tiempo evité leerlo porque éramos muy cercanos. Y yo sentía que había demasiada afinidad y si me ponía a leerlo me arrollaba. Imitarlo a él era una tentación, y fue algo en lo que muchos cayeron, así que instintivamente evité leer sus libros”. Solo muchos años después, para escribir ‘La historia de Horacio, fue que González decidió leer toda la obra de su tío, pues en su novela aparece un personaje que se parece a él.
Quizás tímido, algo serio, muy escueto, Tomás González es de aquellas personas que solo hablan lo necesario. No cree que un escritor tenga que andar pontificando sobre lo divino y lo humano. Y fue justamente ese carácter, más su literatura precisa, intensa, los que le valieron el calificativo del ‘secreto mejor guardado de la literatura colombiana’.
La escritora caleña Melba Escobar lo compara con un monje. Un monje de la literatura. “Tiene esa gravedad, ese silencio. No se parece a un escritor contemporáneo haciendo ruido en las redes sociales y estando siempre al día en la actualidad nacional. Él vive y escribe la literatura como los autores de antes, viviendo cada emoción para luego transformarla en arte. Desde el horror, pasando por el asombro, el amor, la muerte o la amistad, en su pluma se convierten en relatos metafóricos de la existencia humana, con toda su hondura y su sufrimiento. Su estilo es sereno, como alguien que camina despacio, pero siempre llega más lejos".
Algo similar piensa el escritor José Zuleta, quien ha seguido de cerca su obra. “En el caso del Tomás González, como el de García Márquez, lo que hay detrás de ese gran narrador es un gran poeta. Uno puede ver la búsqueda estética de Tomás en el libro ‘Maglares’, por ejemplo, y en los cuentos de ‘El rey del Honka-Monka’. ‘La luz difícil’ es, para mí, el desarrollo de ‘Verdor’, uno de sus mejores cuentos”.
A pesar de la calidad de su obra, Tomás González tardó mucho en ser reconocido. En parte porque vivió durante casi 20 años en Estados Unidos. En parte por su resistencia a convertirse en un personaje público.
¿Qué motivó esa decisión de permanecer tan aislado del mundo literario?
Fue un periodo muy largo de aislamiento entre comillas. Es decir, solo me dedicaba a escribir. El contacto con el público era casi inexistente, lo que escribía solo lo compartía con mi familia. Y no sé si vivir en el exterior me sirvió para recrear todo lo que habían sido mis épocas de Colombia, pero la nostalgia me llevó a tratar de recordar los paisajes nuestros. De manera que yo vivía un poco el Colombia estando en Nueva York.
¿Qué tan difícil fue esa vida en Estados Unidos?
Fue muy difícil al principio, sobre todo porque hacía ‘trabajitos’. Siempre al que llega le toca así, el rebusque. En Miami, que fue a donde llegamos, empecé trabajando en un taller de bicicletas en Northwest. Me gastaba una hora larga en llegar al sitio de trabajo, entonces les propuse que pusiéramos el taller en la casa de mis suegros, que era donde vivíamos, y me gané una hora. Eso fue una gran celebración. Entonces me volví muy cuidadoso con el tiempo, porque significaba una hora de escritura, que era oro puro.
Luego llegaron a Nueva York...
Sí. Allí logré enrrutrame por el lado de la traducción. Traduje de todo, hasta materiales médicos. Me volví un experto en el tema de los marcapasos. Hubo de todo, traducciones legales, literarias también. En esa época ya podía escribir más tiempo. Cuando ya nos establecimos en Nueva York se produjo una euforia, ya estamos aquí, lo logramos, no nos vamos a tener que devolver. Porque siempre la amenaza del regreso estaba latente, de no tener trabajo y tener que irse para Miami a donde los suegros. Teníamos 4 mil dólares, estábamos con un hijo, de diez años, pero Dora era muy alegre, y estaba muy contenta así que fue gracias a ella que logramos quedarnos. La celebración fue larga. Fueron tres años de rumba, tres veces por semana en unos bares muy bonitos, muy tranquilos. Salíamos de los bares a buscar los afterhours, muchas veces amanecimos en esos sitios que son como para vampiros. Así que, a parte de escribir y a parte de la rumba, no hubo mucho tiempo para dedicarse a la promoción.
A ‘Primero estaba el mar’, que fue su primera novela, que se publicó incluso antes de que usted viajara a Estados Unidos gracias a sus amigos de El Goce Pagano -el famoso bar de salsa en Bogotá- Y no le fue nada mal con la crítica...
Sí, me fue muy bien. Se movió subterráneamente, no fue una novela comercial pero tuvo una acogida muy grande. Eso me animó a seguir, claro. Y era una novela muy importante para mi, era todo el asunto de la muerte de mi hermano que yo estaba tratando de superar. Entonces por los dos motivos fue una alegría muy grande.
La muerte ha estado presente en su obra. En ‘Primero estaba el mar’ y luego en ‘La luz difícil’. ¿Se puede exorcisar la muerte al escribirla?
Hasta cierto punto se puede entender. Al entenderla, te golpea un poco menos duro. O al entender lo que no entiendes, al separarla y verla ahí. Pero ese dolor no se va del todo. Todavía, por ejemplo, me agarra de sorpresa la presencia de mi hermano y me abruma, me abruma el hecho de cómo pudo haber pasado eso, otra vez, como si acabara de pasar.
Cada cierto tiempo llega esa horrible sorpresa de que eso realmente pasó. Pero la vida encuentra sus métodos de no aniquilarte, el olvido, por ejemplo, el olvido es una bendición.
Usted, aunque antioqueño, ha estado relacionado con el Valle de distintas formas. Sus primeros cuentos fueron publicados en El Pueblo; su esposa Dora es de Sevilla; y uno de sus mejores cuentos, ‘El rey del Honka-Monka’, sucedió en Cali...
Lo primero que publiqué en la vida fueron unos microcuentos, en el Estravagario. Era ese un excelente suplemento literario, el mejor que se ha hecho hasta ahora en Colombia.
Pero para mí no existe Cali sino el Valle. Los pueblos y Cali forman para mí una unidad, una especie de entidad urbana muy extensa, que en aquella época estaba adornada con algodonales, cultivos de soya, maizales.
Hablo de los pueblos del Valle plano. Era mágico saber que uno estaba en Buga, por ejemplo –mi hermano vivía allá, pero tenía su finca en Roldanillo--, y en cualquier momento podía agarrar un bus y ponerse en Cali, o en Cartago. Eso no pasaba en Antioquia, donde el transporte era lento y penoso, por la geografía demasiado quebrada. Todo eso para decir que en mi libro ‘Manglares’ hay un poema a Zarzal, que yo aprecio mucho.
Ahora, para el cuento que dices, me ceñí a los hechos tanto como me fue posible. Sin embargo, cuando se lo mostré a Babalú, --que así, y no El Rey del Honka-Monka, se llamaba profesionalmente el primo de Dora--, me dijo que eso no era sino “un poco de inventos, ve”.
Finalmente, Tomás, ¿qué está leyendo ahora? ¿Clásicos, contemporáneos?
Clásicos, sí, pero no tanto por eso sino porque tengo mas garantías de que son buenos. Muchos de los escritores de ahora, la mayoría, escriben bizqueando, con un ojo puesto en el mercadeo, y sus libros casi nunca son buenos de verdad. En este momento estoy leyendo El enano, de Pär Lagerkvist, que va a ser siempre un clásico. Los clásicos bizquean menos.

25 sept 2013

Joaquín Sabina y Ana Belen- A la sombra de un león

FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE en TORO


Conoce la programación que te trae el Festival Internacional de Experimentación CINETORO del 8 al 14 de octubre. 
Recepción de más de 600 películas por convocatoria, 31 obras escogidas para formar parte de la Selección Oficial Internacional, Nacional y Muestra Regional. Invitados internacionales de lujo: Osbert Paker (UK), Jorge Molina (Cuba), Carlos Altamirano(México) y maestros colombianos consagrados a nivel internacional: Carlos SantaEdgar Álvarez, Oscar Campo. Conferencias, Master Classes (Congreso de Experimentación), talleres de animación con plastilina, transmedia, cine guerrilla, en laboratorios de creación grupal (CINETOROLab), curadurías dirigidas a públicos de todas las edades Fotograma (niños), Panorama (jóvenes), Cinema 50 (adulto mayor), una curaduría especial de obras para cubo blanco…
Esto es lo que te trae la 6ª edición de CINETORO FILM FESTIVAL, DEL 8 AL 14 DE OCTUBRE en las ciudades y municipios deCALIROLDANILLOCARTAGOLA UNIÓN Y TORO.
Prográmate con nosotros, súbete al TOUR de CINETORO desde Cali hacia el norte del Valle. El festival proveeera un dos buses que saldrán desde la ciudad e Cali hacia el norte del Valle, entre los municipios que tienen actividad y regresarán a Cali al final del evento. Valor aporte único para el Tour: 15 mil pesos.
CALI – Oct. 8 Y 9 Conoce la programación que traemos para la ciudad de Cali
ROLDANILLO – Oct. 10 Conoce la programación que traemos para la ciudad de Cali
CARTAGO – Oct. 11 Conoce la programación que traemos para la ciudad de Cali
TORO - Oct. 12, 13, 14 Conoce la programación que traemos para la ciudad de Cali


24 sept 2013

Con Pablo Catatumbo en La Habana (I): “El peor error de Santos fue matar a Alfonso Cano”

Recuerdos de una guerra prolongada: el día que Carlos Pizarro se voló de las Farc; Navarro no es un traidor pues no ha sido revolucionario

Por: septiembre 23, 2013
Con Pablo Catatumbo en La Habana (I): “El peor error de Santos fue matar a Alfonso Cano”
Pablo Catatumbo fue boxeador un par de años antes de volverse guerrillero. Participó en los juegos departamentales del Valle del Cauca en 1970, y obtuvo bronce en la categoría de los pesos mosca. Su sueño era representar a Colombia en los Juegos Panamericanos de Cali de1971, pero en el camino se atravesaron Carlos Marx y José Maria Vargas Vila, lo cual hizo que cambiara bruscamente de cuadriláteros, metiéndose a una pelea de asaltos infinitos en las que no se oye el sonido salvador de la campana  sino el eterno silbido del plomo ventiao.
Nació en 1953, en plena dictadura de Rojas Pinilla, en el emblemático barrio San Antonio de Cali, pero siendo muy niño su familia se trasladó al barrio Municipal, donde vivió su niñez y la juventud. “Fueron años muy felices aunque transcurrieron en medio de la pobreza: mi padre era un obrero que ganaba el mínimo, pero era un hombre muy dedicado a su familia, una familia numerosa de diez hijos donde habitó siempre el afecto”.
Aquellos años felices, sin embargo, se interrumpieron como un hachazo sin aviso, con la muerte repentina del señor de la casa. “Él trabajaba en la Kodak, en la Plaza de Caicedo y los fines de semana iba a Roldanillo, su tierra natal, a tomar fotografías para hacer unos pesos extras. En uno de esos viajes, de regreso a Cali, una locomotora embistió el vehículo en que viajaba y falleció instantáneamente”, recuerda Catatumbo.
Pese a que su padre era conservador y a que se proclamaba laureanista, en la casa de Catatumbo no se respiró política. “Él no era sectario ni fanático, era un conservador por tradición, cuya enorme admiración hacia John F. Kennedy lo hacía ser un godo muy atípico”.
Jorge Torres Victoria tenía 11 años cuando falleció su padre y tuvo que ver cómo su hermano mayor, de 16, tomaba las riendas de la casa. Para completar las turbulencias de aquella época, dos años después, una hermana murió de cáncer.
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Fotos: El Espectador
“Afortunadamente el patrón de mi papá, don Edgar Lenis, asumió una especie de tutoría de la familia: le dio a mi hermano el mismo puesto y el mismo sueldo que tenía mi padre, lo cual permitió que la familia no cayera en la miseria absoluta”.
Con el ingreso del hermano mayor de Catatumbo al mundo laboral comenzaron a aparecer “de la noche a la mañana un montón de libros raros” en la casa del barrio Municipal. Desde esa época el jovencito Torres Victoria comenzó a cultivar una gran admiración por su hermano mayor, quien se esforzaba al máximo, trabajando de día en la Kodak y estudiando de noche en el colegio Santa Librada, más conocido en Cali como el Santa “Pedrada” por el espíritu de rebeldía que siempre se respiró en sus aulas.
El hermano mayor leía en voz alta y el menor le escuchaba entre la fascinación y el asombro. Oyendo los textos de Vargas Vila, descubrió que era posible cuestionar los valores y las instituciones de la época, en especial a la iglesia. Fue así como el adolescente Jorge Torres Victoria se hizo hombre entre losCésares de la decadencia y Aura o las violentas. “Por fortuna no me contagié de la misoginia del autor”, bromea.
También fue por esa época que el hoy comandante guerrillero, miembro del Secretariado de las Farc, le oyó leer a su hermano una minuciosa  biografía de Lenin escrita por Gerard Walter. “Muchos años después me estremecí al verme leyendo en voz alta la misma biografía de Lenin, pero esta vez a la luz de una vela en medio de la selva, frente a un auditorio de 50 guerrilleros”
A finales de los 60 sucedió algo que se veía llegar: su hermano ingresó a las filas del Partido Comunista y la casa del barrio Municipal se convirtió en un hervidero de ideas revolucionarias. “Mi hermano era un organizador nato, un constructor de partido y era imposible que yo no terminara contagiado de sus ideas”. Fue él quien lo convenció de ingresar a la Juventud Comunista (JUCO) en mayo de 1968 por los mismos días en que los muros de Paris gritaban “Seamos realistas, pidamos lo imposible” y en las esquinas se gritaba que quedaba terminantemente “prohibido prohibir”.
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Foto: movimientoestudiantil1971.blogspot.com
En aquel año mágico ocurrió un nuevo sisma en la familia Torres: el hermano mayor y alter ego del joven Jorge decidió irse para las Farc. “Él era muy metódico y antes de ingresar a la guerrilla hizo un entrenamiento de un año. Trotaba, cruzaba a nado el rio Cauca, y subía y bajaba lomas con mucho peso encima”. Sin decirle nada, Luis Ernesto invitaba a Jorge a sus travesías. Fue así como terminaron navegando el Cauca sobre una balsa de guaduas hecha por ellos mismos con la cual intentaron llegar hasta la desembocadura del rio, centenares de kilómetros al norte. “Por fortuna la balsa se deshizo antes de llegar a La Virginia (Risaralda), donde hay unos tremendos saltos en los que nos hubiéramos ahogado entre la furia de las aguas”. La evocación de aquella pequeña odisea fluvial lo remite sin remedio a los caudales del rio Mississippi, donde transcurren las aventuras de Tom Sawyer y Hukleberry Finn, los inmortales personajes de Mark Twain que él leyó con pasión algún tiempo después. “Entre los autores norteamericanos, me quedo con Twain, aunque creo haberme leído toda la obra de Hemingway y también ese fabuloso libro de John Steinbeck titulado Las uvas de la ira“.
“Pocos días antes de irse pal monte, mi hermano me presentó a una persona que me impactó mucho, pues era la primera vez en mi vida que yo veía un costeño. Me llamó la atención la alegría, el desparpajo y la vitalidad del personaje. Era alguien que irradiaba optimismo por todos los poros: se llamaba Jaime Bateman y le decían el flaco. “Bateman fue el que se llevó a mi hermano para las Farc”, rememora Catatumbo.
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Foto: El Espectador
A comienzos de los 70, el joven comunista Jorge Torres Victoria estaba dedicado de lleno a la militancia política, como activista en las muy recordadas movilizaciones estudiantiles del año 71. Fue por esa época cuando la JUCO lo envió a tomar un curso en las afueras de Moscú, en un instituto donde se reunían jóvenes revolucionarios de todo el mundo para aprender la cartilla marxista-leninista de la mano de profesores soviéticos. En la delegación colombiana viajaba alguien que se convertiría en el entrañable amigo y compañero de caminos y combates de Torres Victoria: Guillermo León Saénz, mejor conocido, 11 años después, como Alfonso Cano.
Catatumbo se devuelve por los vericuetos de su memoria hasta el invierno glacial que los acompañó en esos meses y recuerda que entre sus compañeros de curso también estaba Leonardo Posada, asesinado en Barrancabermeja el 30 de agosto de 1986, semanas después de haber sido elegido representante a la Cámara por la Unión Patriótica.
A su regreso de la URSS se enteró de que su hermano mayor, la persona que más admiraba y que más influencia ejercía sobre él, ya estaba en la guerrilla. “Quien que me lo contó fue Bateman durante una larguísima conversación de seis horas en la que yo permanecí casi todo el tiempo callado, obnubilado con la carreta del Flaco.”. Al terminar aquella charla, Jorge Torres Victoria quedó absolutamente convencido de que su destino también sería el mundo insurgente. “Bateman era un organizador impresionante. El que pasaba por sus manos terminaba en el monte”, recuerda Catatumbo y aprovecha para subrayar el origen comunista y fariano del líder del M-19, fallecido en abril de 1983 en las selvas del Darién. “Bateman ingresó a las Farc en 1966, apenas dos años después de la fundación de esta guerrilla y trabajaba directamente con Jacobo Arenas, al frente de una red de apoyo urbana. Tres años antes había sido miembro de la dirección nacional de la JUCO”.
Unas semanas después de la conversación con Bateman, Torres Victoria viajó hacia el páramo de Sumapaz, camino de entrada a los campamentos guerrilleros. Dice que disfrutó mucho aquel trayecto pues lo hizo acompañado de Manuel Ruiseco, sobrino del entonces obispo de Cartagena, quien también se disponía a ingresar a las Farc y se sabía todos los poemas de Pablo Neruda. Entre muchos poemas de amor y una canción desesperada llegaron a un campamento que se llamaba Rajapicha, donde conoció a Jacobo Arenas. “Ahí estaban también Jorge Briceño (Mono Jojoy), recién ingresado, Miguel Pascuas, Jaime Guaracas, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro”.
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Foto: noticias24.com
Durante los siguientes dos meses, él y otros 40 guerrilleros recibieron un curso de filosofía que dictó el entonces estudiante de antropología de la Universidad Nacional Guillermo Sáenz. “Durante ese tiempo, además de adaptarme a la vida guerrillera, hice una gran amistad con Fayad y con Pizarro y además me reencontré con mi hermano”. Terminado el curso, los alumnos fueron enviados a la región del Pato-Guayabero.
En el trayecto recibió su primer fusil, uno que llamaban perilla, “un punto 30 de esos que ya no se usan sino en las cárceles”. Fue en El Pato donde comenzó en serio la vida guerrillera. “A uno le decían: “tiene que endurecerse”, y eso significaba boliar machete y hacha todo el día; aprender a sembrar maíz, yuca, plátano…familiarizarse con la vida del campo. Volverse campesino, mejor dicho! Aprender a cazar, a pescar; atravesar ríos, caminar de noche”.
El bautizo de fuego de Jorge Torres Victoria fue en 1973 con la toma de Colombia (Huila). “Allí estuvieron mi hermano, Carlos Pizarro, el Mono Jojoy y unos ochenta guerrilleros más, al mando de Joselo. Tomamos el puesto de policía, recuperamos como siete fusiles, la población nos recibió muy bien y no hubo muertos”. Sin embargo, la toma del pequeño poblado desató una fuerte ofensiva del ejército que los obligó a internarse selva adentro, donde los guerrilleros se perdieron. Durante casi dos meses deambularon de un lado para el otro, sin provisiones, hasta que lograron salir de la manigua. “Esa terrible travesía sirvió para que brillaran los mejores hombres y entre ellos se destacaron sin lugar a dudas Pizarro y mi hermano”.
Mientras se recuperaban de las semanas de extravío, Catatumbo y Pizarro tuvieron una larga conversación en un improvisado bohío que los protegía de un aguacero apocalíptico. “Aquel día él me dijo que estaba como aburrido, que había muchas cosas que le molestaban en las Farc. A mí ni se me pasó por la mente lo que se estaba en camino y más bien me puse a aconsejarlo; le dije que había que tener paciencia, que las cosas se arreglaban”.
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Foto: elpais.cr
Al día siguiente Catatumbo pidió permiso para visitar a su hermano, que estaba en un campamento vecino, y cuál no sería su sorpresa cuando éste le contó que Pizarro había dejado las filas guerrilleras. “Se voló ese man, me dijo mi hermano y yo quedé estupefacto. Sin embargo, siempre tuve la convicción de que Carlos no era un traidor. Allá lo acusaron de todo eso, pero yo decía: el no es un traidor. El se voló por incomprensiones, pero no para traicionar la revolución. Y puedo decir que siempre conservé la amistad y la admiración por él”.
Catatumbo también cultivó una estrecha relación con Iván Marino Ospina a quien califica como un hombre con gran capacidad de liderazgo, firme y valiente. “Eso es justamente lo que uno añora cuando ve a estos líderes del M-19. Iván Marino, Fayad, Pizarro, Bateman, eran auténticos revolucionarios. No como un Navarro o un Petro. Y ni qué decir de un Rosemberg o un Everth Bustamente que son verdaderos traidores. No se entiende que personas que estuvieron al lado de Bateman terminen avalando a un fascista como Álvaro Uribe”.
El jefe guerrillero que actualmente busca en la Mesa de Diálogos de La Habana una fórmula que permita a las Farc entrar de lleno en la escena política, considera que Navarro nunca ha sido revolucionario, por lo tanto no es un traidor. “Lo que sí está claro es que él no encarna los ideales por los cuales luchó y murió tanta gente. Navarro abandonó los principios que lo catapultaron al escenario nacional”.
En el año 83, después de pasar una temporada en la cárcel, Guillermo Sáenz llegó al campamento de La Caucha, en las faldas de la cordillera oriental, para convertirse en Alfonso Cano. Allí lo recibieron Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. “Hay que reconocer el enorme esfuerzo que tuvo que hacer Alfonso para adaptarse al mundo insurgente. Él era urbano en toda la extensión de la palabra, físicamente “blandito”, y sufría bastante con las condiciones agrestes de las montañas, aunque vale decir que al final de su vida ya era un curtido guerrillero”. Al evocar a su camarada entrañable, abatido en el departamento del Cauca el 4 de noviembre del 2011, Cataumbo lo define como un amigo firme y leal, de profundas convicciones políticas, nada dogmático ni sectario; aficionado a escuchar a los demás, espartano en su vida personal y dueño de un agudo sentido del humor. “El peor error que ha cometido Santos fue matar a Alfonso Cano. Con su asesinato, que se pudo evitar, Santos perdió un magnífico interlocutor que le hubiera dado gran profundidad e incluso más rapidez al proceso de paz”.
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Foto: El Espectador
Cuando termina de evocar al amigo, Catatumbo abre una carpeta que exhibe en su carátula muchos kilómetros andados y quizás décadas de vida. Saca una hoja amarillenta y lee en voz alta las palabras con las que Cano inauguró los diálogos de paz de Caracas, en junio de 1991: “Pongamos en el centro de nuestra sociedad el derecho a la vida. Creemos la mentalidad nacional del respeto a la vida como el bien natural y social primario de la gente que habita nuestra patria.(…) todos y cada uno de nosotros tiene responsabilidad con la solución negociada. La paz no es cuestión de resolver la situación de personas o de organizaciones. No se trata de darles garantías electorales o curules a los dirigentes, se trata de lograr acuerdos que permitan iguales derechos y garantías para todos los colombianos sin excepción…esa es la esencia de la negociación”.
Catatumbo cierra la carpeta, hace un largo silencio y escucha los ecos de una tormenta eléctrica que se acerca a La Habana. “Palabras absolutamente vigentes. Lo mismo que estamos discutiendo ahora, sólo que han pasado 22 años, unos cuantos miles de muertos y millones de desplazados”.
Espere mañana:
-No pensamos pasar de agache en el tema de las víctimas: asumiremos las responsabilidades que nos correspondan
-Catatumbo está leyendo una biografía de Gerry Adams: si Irlanda del Norte, con semejante conflicto, pudo lograr una salida política, es imposible que Colombia no lo consiga.
-Recomienda a nuestros generales que lean al mariscal Montgomery: “el papel de los militares no es glorificar la guerra sino hacer todo lo posible para evitarla”
-No me veo de parlamentario, pero si toca, toca
-La pepa del acuerdo son las garantías políticas y la pepa de las garantías es el desmonte definitivo del paramilitarismo
-Hoy lo único rentable en el campo es la coca
-Santos contra Santos en la disputa de la presidencia?…eso no es serio, como dijo el señor Presidente.
-Marulanda fue el que le puso orden a la guerra a comienzos de los 60