UN GATO EN PARÍS
Jean-Loup Felicioli, Alain Gagnol, Francia, 2010, Animación, 64 minutos
París es el escenario para un gato aventurero como Dino. De día, es el leal atigrado de la hija del superintendente de la policía. De noche, se une a las aventuras nocturnas de un auténtico gato ladrón, trepando por los techos y las gárgolas góticas de la ciudad.
La Ciudad de las Luces rara vez se vio tan hermosa en la pantalla grande como lo hace en el largometraje "Un gato en París" de Alain Gagnol y Jean-Loup Felicioli, que tuvo su estreno en América en el New York International Children Film Festival (NICFF) en 2011.
La pequeña Zoe no ha hablado una sola palabra desde que su padre fue asesinado por el gángster Víctor Costa. Su madre está demasiado ocupada trabajando en casos que le ayuden a compensar su pérdida. Ella pasa la mayoría de su tiempo con Dino, quien le trae algunos presentes, como animalitos muertos y un ocasional brazalete de diamantes.
Una noche, Zoe sigue a Dino mientras subía a encontrarse con Nico, sólo para encontrarse ante el gangster Costa. La persecución se inicia, a través del paisaje parisino renderizado artísticamente.
Este film dibujado a mano es un antídoto maravilloso para la animación por computadora producida masivamente, constantemente proyectada en multicines. Estas figuras tienen una mirada idiosincrática que evoca deliberadamente una sensibilidad parisina sofisticada. Si Toulouse Lautrec resucitara para desarrollar un film animado, probablemente buscaría a Gagnol y Felicioli.
De hecho, la ciudad es una parte integral del film, y termina concluyendo y encajando en Notre Dame. Aunque fue producida para públicos juveniles, los paisajes urbanos románticos, las reminiscencias del film noir y la banda de sonido influenciada por el jazz (incluyendo un tributo vintage a I Wished on the Moon de Billie Holliday) mantendrá atentos y atrapados a adultos también.
En este film muy bien construído, Gagnol y Felicioli mantienen un ritmo vertiginoso, mientras muestra ángulos de acción dramática que realzan la apariencia noir.
Un gato en París es un film encantador con genuino corazón y una actitud suficiente para evitar ser denso. Aunque es quizás corto con sus 65 minutos, incluye mucho dentro de este tiempo, como por ejemplo unos geniales créditos de cierre.
Joe Bendel @ The Epoch Times