5 nov 2011

Guerras disfrazadas

A principios del siglo veinte, Colombia sufrió la guerra de los mil días.

A mediados del siglo veinte, los días fueron tres mil.

A principios del siglo veintiuno, ya los días son incontables.

Pero esta guerra, mortal para Colombia, no es tan mortal para los dueños de Colombia:

la guerra multiplica el miedo, y el miedo convierte la injusticia en fatalidad del destino;

la guerra multiplica la pobreza, y la pobreza ofrece brazos que trabajan por poco o nada;

la guerra expulsa a los campesinos de sus tierras, que por poco o nada se venden;

la guerra otorga dinerales a los traficantes de armas y a los secuestradores de civiles, y otorga santuarios a los traficantes de drogas, para que la cocaína siga siendo un negocio donde los norteamericanos ponen la nariz y los colombianos los muertos;

la guerra asesina a los militantes de los sindicatos, y los sindicatos organizan más entierros que huelgas, y se dejan de molestar a las empresas Chiquita Brands, Coca-Cola, Nestlé, Del Monte o Drummond Limited;

y la guerra asesina a los que denuncian las causas de la guerra, para que la guerra sea tan inexplicable como inevitable.

Los expertos violentólogos dicen que Colombia es un país enamorado de la muerte.

Está en los genes, dicen.

Espejos, una historia casi universal

Tomado de http://eduardogaleano.org/category/noticias/


LA FRASE QUE SORPRENDE:

«Con el fin de que las masas no lleguen a hacer nada por reflexión, distraeremos su pensamiento con juegos, diversiones, casas públicas; presentaremos concursos de arte, de deporte de todas clases… Favoreceremos el amor al lujo desenfrenado y aumentaremos los salarios, lo que no proporcionará ventaja alguna a los obreros, puesto que, al mismo tiempo, elevaremos los precios de todos aquellos productos que sean de primera necesidad, con el pretexto de las malas cosechas. Desorganizaremos también la producción en su base sembrando los gérmenes de la anarquía entre los obreros y procurando por todos los medios que llegue a serles indispensable el vino y el alcohol. Trataremos de llevar a las gentes a inventar toda clase de teorías fantásticas, nuevas y que parezcan progresistas, o liberales».



Umberto Eco - El cementerio de Praga

Copiado de : http://espaciosydespacios.blogspot.com/2010/07/texturas-y-tonalidades.html