Las Naciones Unidas declararon 2010 como el Año Internacional de
Si bien todo esto es cierto, creemos que no refleja enteramente el significado de la biodiversidad. A este respecto, consideramos necesario recordar que los seres humanos somos parte de la biodiversidad del planeta, no sólo como usuarios – y agentes de destrucción – sino también como depositarios de una enorme diversidad de culturas, muchas de las cuales tienen profundos conocimientos sobre el uso sustentable de la biodiversidad. Algunas de esas culturas ya han sido borradas de la faz de la tierra, y otras, para usar la terminología de la biodiversidad, son ahora “raras, amenazadas y en peligro”. Sin embargo, no figuran en ninguna “lista roja”, como sucede con las especies animales en vías de extinción.
Pero la extinción está ocurriendo en este mismo momento. Con mucha tristeza recibimos la noticia de que el 4 de febrero falleció el último miembro de una tribu de las Islas Andamán, en
Si se hubiera tratado del último representante de una especie de tigre, mono o gorila, probablemente su muerte habría recibido cobertura internacional. Pero era “sólo” el último miembro de una “tribu” de una isla del Océano Índico.
En los bosques de esa misma isla viven los Jarawa, que eligieron y lograron oponerse al contacto con los extranjeros hasta 1998. Según Survival International, ahora están en serio peligro. Los cazadores furtivos acampan durante días en sus bosques, y las autoridades locales han desafiado la orden de la suprema corte de
Varios pueblos indígenas de Sudamérica que aún rechazan el contacto con la sociedad que los rodea se están enfrentando a una situación similar. Viven en aislamiento voluntario en sus territorios ancestrales y nunca se les preguntó si querían ser ciudadanos de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay o Perú. Sus territorios quedaron simplemente incluidos dentro de las fronteras de los nuevos estados creados en el siglo XIX, principalmente por descendientes de españoles y portugueses, luego de su independencia de España y Portugal.
Su suerte está estrechamente relacionada con uno de los problemas de la biodiversidad mejor publicitados: la destrucción del bosque tropical. Muchos de los grupos aislados que quedan viven en la selva amazónica y algunos otros en el Chaco boliviano y paraguayo. La biodiversidad del bosque satisface todas sus necesidades, pero esos bosques son constantemente destruidos y degradados por la sociedad exterior, lo cual está llevando a estos pueblos al borde de la extinción.
Muchos otros pueblos indígenas y comunidades tradicionales del mundo están luchando por proteger sus culturas, fuertemente arraigadas en la biodiversidad, contra las fuerzas del supuesto “desarrollo” que los gobiernos y las instituciones internacionales han desencadenado contra ellos. Las industrias madereras, petroleras y mineras, las represas, las plantaciones, los establecimientos ganaderos y los criaderos de camarones no son simplemente “algo que ocurre”: son promovidos por los mismos gobiernos e instituciones que deberían proteger la biodiversidad.
En lugar de recibir un bien merecido “premio ambiental” por proteger la diversidad biológica, esos pueblos están siendo desposeídos, reprimidos y expulsados de sus territorios, ya sea para que sus tierras puedan ser ocupadas por empresas que destruyen la biodiversidad o para establecer las llamadas “áreas protegidas” que destruyen sus medios de vida y su cultura, sin siquiera lograr su objetivo declarado de conservar la biodiversidad.
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