EL COBRADOR
Viene a cobrarme no sé qué.
Lo hago pasar a la sala.
Le muestro mis papeles.
Se hallan en orden.
Pero él insiste y amenaza y reclama.
Sólo saldrá de aquí cuando me muera.
Mientras tanto seguirá furibundo,
echándome la culpa del desastre mundial,
la contaminación, el desempleo, la miseria,
el fracaso del socialismo real, el capitalismo salvaje,
la deuda externa, el efecto de invernadero,
la droga, la violencia, el esmog, el nuevo racismo,
el cáncer, el sida, o la promiscuidad o la explosión demográfica
o cualquier otra cosa,
con el objeto de: cobrarme su pena de estar vivo.
José Emilio Pacheco, Los días que no se nombran, 2011