"La poesía es un vicio como la cocaína. Uno tiene que trabajar para encontrar tiempo de escribirla", dijo el martes el autor durante una rueda de prensa en Madrid, al recordar la cantidad de artículos que tuvo que publicar para dedicarse a ella.
Pacheco, que dice sentirse abrumado ante la atención de los medios de comunicación desde que se anunció en noviembre la concesión del galardón más importante de las letras en castellano, confiesa no haber soñado nunca con el privilegio de los premios, aunque aseguró que nunca los "satanizó".
"Cuando uno empezó a escribir no contemplaba ninguno de estos premios, lo cual es una ventaja, porque tenías más libertad. Yo no contaba con nada más que con escribir", afirmó durante su intervención, moderada por la ministra de Cultura española, Ángeles González-Sinde.
"El gusto y la vocación por la poesía es algo como la música, que se tiene o no".
Pacheco, nacido en Ciudad de México en 1939, es poeta, narrador, ensayista y traductor. Comenzó con su profesión literaria en la revista "Medio Siglo" y trabajó como director y editor de varias publicaciones y suplementos de cultura.
Entre su obra poética, que también le valió en mayo de 2009 el XVIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, se destacan "El reposo del fuego" (1966), "No me preguntes cómo pasa el tiempo" (1969) o "Desde entonces" (1980).
Desde la concesión del galardón, Pacheco, de 70 años, dice que no tenido tiempo para escribir, desbordado por discursos y homenajes que asegura que sólo ha visto en "algunos actores" y que, aunque gratificantes, le suponen algo "absolutamente aterrador".
RECONOCIMIENTOS TARDÍOS
Sobre el destino final de los 125.000 euros con el que está dotado el Premio Cervantes, el autor lamenta que el galardón no se conceda a escritores más jóvenes.
"¿Qué puedes hacer a estas alturas sino guardar el dinero para clínicas y hospitales?", dijo el autor del poema "Alta traición".
"Me llegaron mis quince minutos de fama a un cuarto para las doce", bromeó.
Aunque afirma con modestia que su obra no ha influido "absolutamente nada" en México, el autor asegura que esto es algo que le hubiera gustado.
"Me gustaría que hubiera influido un poco para detener la violencia y la crueldad", afirmó, para pasar a lamentar los sucesos violentos ocurridos en su país en los últimos meses.
"Cuernavaca, donde la gente iba a descansar, se ha convertido en una ciudad tan violenta como Ciudad Juárez. Era la ciudad de la eterna primavera y se ha convertido en la ciudad de la eterna balacera", afirmó.