29 mar 2012

¿Cuántos muertos serán muchos?


Opinión |28 Mar 2012 

José Fernando Isaza


Por: José Fernando Isaza

"Panfletos amenazan a 75 menores en Cartago". Este titular informa, además, que muchas familias amenazadas han decidido huir y que tres jóvenes fueron asesinados. Esto es la continuidad de una larga serie de manifestaciones de violencia que sufren los niños y los jóvenes de ese municipio.

Cartago (y los municipios del Norte del Valle) se han convertido en tierra fértil para que los homicidios, las amenazas y las demás violaciones sistemáticas a los derechos de la infancia sean el pan de cada día. Las medidas policíacas que pretenden hacer frente a la situación son insuficientes. Hoy más que nunca es evidente la parálisis de las políticas públicas en un escenario dominado por acciones desarticuladas.
No es aceptable un país en donde la infancia no pueda caminar tranquila, ir a la escuela y regresar a casa.
Cartago es una ciudad intermedia de 150.000 habitantes, por lo cual el impacto del narcotráfico permea mucho más la cotidianidad de sus habitantes. Los actores ilegales se han convertido en un modelo a seguir para una juventud que no encuentra un lugar en la sociedad; la denominada ‘cultura traqueta’. “¿Qué quiere ser cuando grande?”. Muchos dicen: “Pablo Escobar o ser mafioso”.
Los niños y los jóvenes son reclutados por narcotraficantes de tercera y cuarta generación para que sirvan de correos humanos. La no aceptación del trabajo o el cambio de bandas son conductas que se pagan con la vida.
Cartago ha sido el receptor del desplazamiento forzado de las comunidades afrodescendientes del Chocó, expulsadas por el despojo de sus tierras que se usan para el cultivo de palma africana. Poco han hecho las ineficientes administraciones municipales por atender el sufrimiento de estas víctimas, aumentándose así la sensación de “no futuro” .
Un estudio sobre los jóvenes del municipio arroja resultados alarmantes: el 26,9% de los jóvenes manifiestan que han cometido algún delito y más del 90% de éstos están asociados a tráfico de estupefacientes. La principal causa de muerte de los jóvenes, el 41,7%, es la violencia. El estudio Rumbos señala que el consumo de sustancias psicoactivas legales (alcohol, tabaco) en la juventud de Cartago es similar al promedio nacional; no así las ilícitas (marihuana, LSD, ácido, bazuco, cocaína, éxtasis); en éstas es muy superior al promedio nacional.
Es necesario romper la tradición de violencia que desde mediados del siglo pasado parece sentarse en el norte del Valle. Aún resuena el llamado de un alcalde de Marsella pidiendo que no envíen más cadáveres por el río Cauca pues el cementerio de su pueblo no está en capacidad de recibirlos. Se refería a la matanza de familias enteras pertenecientes a un grupo de seguridad de un narcotraficante que les había perdido la confianza. Hoy es posible ver en una colina una jaula de leones en donde la mitología popular narra que otro ‘narco’ arrojaba a sus enemigos; si éstos escaseaban, los indigentes eran el alimento. Fundacolombia y la Corporación Diocesana, están trabajando con jóvenes para capacitarlos como constructores de paz y de esta forma mostrar que otro presente y futuro son posibles.

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